Desde los inicios del habitar en nuestro territorio, se ha utilizado la tierra como elemento de construcción de edificaciones que cobijan el quehacer humano.

Desde los tiempos pre colombinos con las viviendas semi enterradas de la Aldea de Tulor en San Pedro de Atacama, que habitaban desde el año 800 AC, quienes iniciaron la cultura constructiva con tierra. Pasando por la época colonial, en que los españoles nos importan las técnicas constructivas de albañilería de adobe, desde los arquitectos franceses, quienes en 1790 François Cointeraux, fortalece la técnica de la Tapia que tuvo auge por sus condición de incombustibilidad.

La transmisión de saberes desde los arquitectos franceses que llegan a nuestro país nos exportan la técnica de trabajo en tierra de los habitat que se conserva en las construcciones rurales. Su apogeo se encuentra a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, en donde los asentamientos de las localidades de las zonas norte y central se consolidan.

A partir de 1972, las construcciones

En 1972, las Naciones Unidas organizaron en Estocolmo la primera Cumbre de la Tierra, durante la cual se adoptó el concepto de “pensamiento global, acción local”2 para encontrar alternativas de desarrollo. El movimiento fue ampliamente reforzado por las dos crisis petroleras sucesivas de 1973 y 1979. Investigaciones sobre modos de vida con menor consumo energético y mayor valoración de los recursos locales aportaron mayor credibilidad a la tierra como material de construcción.